Borges paseando por Buenos Aires con Estela Astete Millán (año 1967)
En el año 1931 el Museo Provincial de Bellas Artes organizó una
serie de conferencias con destacadas figuras de nuestra cultura. Uno de los
oradores de ese ciclo fue el escritor entrerriano Nestor Ibarra. Pedro Henriquez Ureña decidió asistir a escuchar a Ibarra e
invitar a dos hermanas de la ciudad a una cita a ciegas el día de la
conferencia. Seguro que las hermanas acudirían, invito a su amigo Jorge Luís
Borges a que lo acompañase.
Finalmente las hermana Elsa y Alicia Astete
asistieron a la conferencia, se encontraron con los dos amigos y a partir de
ese momento comenzó una relación entre Elsa y Jorge Luis Borges, que se extendió
a lo largo de casi 40 años que, como no podía ser de otra manera tratándose de
Borges, adquiriría ribetes oníricos.
Según cuenta Elsa:
"después de que Henríquez Ureña nos presentó, nos fuimos a tomar el té al Jockey Club, y a la semana siguiente Alicia y yo fuimos a Buenos Aires para encontrarnos. Desde entonces no me dejó más. Me perseguía a sol y a sombra. Fue en esa primera cita cuando Borges me juró amor eterno".
Para esta época Borges tenía 32 años y era un intelectual joven educado en Europa, que
ya había publicado tres libros de poemas y acababa de publicar un ensayo sobre
Evaristo Carriego que con el tiempo se convertiría en pilar de su propia
genealogía literaria. Por otra parte el premio obtenido por este ensayo fue
la puerta de entrada a la revista Sur que dirigía Victoria Ocampo.
Durante los dos
años que estuvieron de novio, él empezó a usar barba, recopiló sus artículos
periodísticos en en libro y empezó a ser un escritor conocido.
Con
el tiempo, entre caminatas por Buenos Aires y visitas eternas al bosque de La
Plata, la pareja se comprometió formalmente como paso anterior al casamiento.
Pero
sucedió que en una fiesta de cumpleaños Elsa conoce a Ricardo Albarracín
Sarmiento de quien se enamora y con quien se casaría tiempo después. Fue una relación
clandestina que Borges ignoró hasta el final: seguía viviendo en Buenos Aires,
viajaba los sábados a La Plata para visitar a su novia, y fue el último en
enterarse de lo que ocurría.
Elsa lo cuenta de
este modo:
"A los 15 días de haberme casado, Borges, que no sabía nada, seguía llamando a mi casa. Mamá no sabía qué decirle, y yo me desentendí del tema. ‘Eso es problema tuyo’, le dije. Finalmente ella, que era correctísima, le dijo: ‘Mire, Borges, discúlpeme, pero me veo en la obligación de decirle algo: no llame más, porque Elsita se casó’.
Mi madre me contó que Borges hizo un breve silencio y después dijo: 'Ah, caramba', y colgó".
Ella, convertida en
señora de Albarracín, tuvo un hijo que llevó el nombre del padre. La pareja
vivía en una casona del Tigre y seguía viajando a La Plata, donde tenían una
casa quinta.
Durante los años en que Borges estuvo sin saber de
ella, Elsa enviudó y supo de él sólo lo que se decía de su carrera como
escritor. Ni siquiera vivían en la misma ciudad: ella había vuelto a La Plata,
donde había decidido quedarse después de la muerte de su esposo, y él estaba en
Buenos Aires el tiempo que no pasaba viajando.
Con los años y a partir de un sueño de Borges vino el reencuentro. Elsa se refiere a el con estas palabras:
Con los años y a partir de un sueño de Borges vino el reencuentro. Elsa se refiere a el con estas palabras:
"Me contó que una noche soñó conmigo y le brotó como una ansiedad enorme de verme. Como mantenía una relación esporádica con una hermana mía, la llamó. Hablaron de bueyes perdidos, y al final le dijo: ‘Decime, Alicia, ¿qué es de la vida de Elsa?’. ‘Bueno’, le dice mi hermana, ‘vive en La Plata; se casó, como ya sabrás. Lo que no sé si sabés es que enviudó hace tres años’".
Borges quedó sorprendido pero no perdió el tiempo: llamó a su primera novia, y lentamente las cosas volvieron a ser como antes.
Este segundo noviazgo, que duró casi tres años tuvo un final felíz. El 21 de setiembre de 1967, Jorge Luis Borges, soltero, 68 años, se casó por iglesia con Elsa Astete Millán, viuda, de 57.
La pareja se fue a vivir a la casa de él, Maipú 994, 6° piso B, compartiendo sus días con Leonor Acevedo, madre de Borges.
Pasados unos meses se mudaron a un departamento de
la calle Belgrano, donde hicieron por primera vez la experiencia de vivir
juntos y solos. Según el testimonio de la esposa la experiencia no fue lo que
esperaban. En una entrevista publicada en 1993, Elsa Astete admitió que no fue
feliz junto a Borges:
"Era introvertido, callado y poco cariñoso. Era etéreo, impredecible. No vivía en un mundo real (sic)".
La rutina matrimonial tampoco parece haber sido excitante:
"Yo lo despertaba a las 8 de la mañana. Ya estaba el baño preparado. Se bañaba durante una hora; después salía con olor a jabón, ¡qué rico! Se vestía. Tomaba su café con leche con pan y manteca, y se iba a la Biblioteca. Volvía a la 1. Almorzábamos. Se iba a dormir hasta las 4 y media. Tomaba un café con leche, no le gustaba el té, y se iba a la Biblioteca otra vez. Llegaba a las 8 de la noche. A esa hora,casi todos los días, íbamos a lo de Bioy Casares a cenar. Cuando volvíamos, Georgie se ponía su pijamita, y nos íbamos al living a leer hasta las 2 ó 2 y media de la madrugada".
En agosto de 1970, repentinamente, Borges se dio cuenta de que ya no quería regresar a su casa, pero postergó la decisión. Por un tiempo se entretuvo con viajes, premios y la ilusión recurrente de recibir el Nobel, y una mañana de octubre salió de su casa como siempre, para ir a la Biblioteca, y nunca regresó.
Unos meses más tarde, mientras paseaba por Florida con su sobrino Miguel, Elsa Astete Millán se cruzó con el escritor y lo saludó. "¿Quién es?", preguntó Borges, definitivamente ciego. "Es Elsa, tío", respondió Miguel.
Y Borges volvió a preguntar: "¿Y quién es Elsa?".
Leí que ella vivía en un edificio de diagonal 80 esquina 4 (creo) pero nunca supe bien cual era.
ResponderEliminarYo también sabía lo de diagonal 80 pero no a que altura.
EliminarNo,ella vivia en Ringuelet,soy su sobrina
EliminarEstoy buscando el dato de dónde vivió Elsa. Leí por alguna parte que era cerca de Plaza Alsina (1 y 38). Pero no hay ninguna certeza, quizás en el libro de De Giovanni, Georgie & Elsa, haya algo mejor.
ResponderEliminar