sábado, 29 de diciembre de 2012

22 de junio de 1918. La nevada que hizo nacer el tango "Que noche" de Agustín Bardi

La plaza San Martín nevada

El sábado 22 de junio de 1918, por la noche, una intensa nevada comenzó a caer sobre La Plata y alrededores. En el Bosque llegaron a acumularse hasta 70 u 80 centímetros de nieve.
Un cronista del diario El día señalaba, en relación con el domingo a la mañana que:
"hasta se animaron en alguna calle jóvenes y niñas, a plagiar las batallas de nieve que habían hecho reír en los biógrafos. Se improvisaron artistas en muchos hogares".


"Bajo un viento sur arrachado -agregaba la crónica-, la nieve arremolinaba en turbiones en las calles y plazas. En la San Martín, por ejemplo, y en el inmenso descampado de la Moreno, los viandantes se hundían hasta la cintura. Las construcciones de la Catedral habían tomado el aspecto de una decoración fantasmagórica”


'Las construcciones de la Catedral habían tomado el aspecto de una decoración fantasmagórica”
 
Por la tarde del 28 de junio el Hipódromo desarrolló su reunión hípica habitual. A ella concurrió, como lo hacía con regular asiduidad, el pianista Agustín Bardi, "El Chino", y sus amigos Francisco Castello y Pedro Fiorito.
Agustín Bardi

Terminada la reunión se demoraron cenando en una parrilla cercana. Al finalizar emprendieron el viaje de regreso a Buenos Aires en el Ford a Bigote de Fiorito.
Saliendo de la ciudad, en el viejo camino Centenario llegando al Arco de Pereyra, el automóvil se descompuso y los tres pasajeros quedaron varados ante la imposibilidad de conseguir un taller mecánico a esas horas que los socorriera.
Para colmo de los males, al rato empezaron a caer los primeros copos de nieve. De modo que aquellos viajeros deberían estar entre deslumbrados por el inusitado espectáculo y, a la vez, molestos por el frío y el automóvil que no mostraba la mínima voluntad por volver a arrancar.
Bardi pudo haber experimentado cualquiera de las dos sensaciones o acaso ninguna, ya que estaba completamente abstraído, tarareando las notas de un tango que se le acababa de ocurrir.
La inspiración suele llegar cuando se le antoja y, a veces, no en el momento más propicio para crear una obra de arte. Pero así son las cosas.
La segunda parte de la historia ocurrió ya superado -no sabemos cómo, pero de alguna manera-, el inconveniente.
Agustín Bardi se encuentra, poco tiempo después, con su amigo y colega Eduardo Arolas, en el café T.V.O. del barrio de Barracas. Allí le narró lo ocurrido durante la nevada camino a la Capital, sin excluir el detalle del nuevo tango que se le había ocurrido y que aún no le había encontrado título.
Ni lerdo ni perezoso, “el tigre del bandoneón”, Arolas lo halló y resultó sumamente apropiado:
«Ponele "¡Qué noche!", Chino.»





"Que Noche" de Agustín Bardi por la Orquesta Típica Criolla

1 comentario:

  1. EL TANGO ES LO MEJOR... ESA MELANCOLÍA QUE SE BAILA... CARGADA DE ALEGRÍA Y AUTO IRRISIÓN... UN MANJAR DE LOS DIOSES...

    ResponderEliminar